GranDiosa

Lágrimas que hoy dibujan figuras en el aire, sonrisas que fueron zarpando los mares del alma, destellos que un día el cielo ilumino y sueños que hoy no pasan de un adiós. Sentir que la vida es hierro pero se desvanece en mis dedos, como el humo que hoy se escapa de mis manos, jugeteando entre rimas y soñando con mariposas de barro; tatuadas en la piel para recordar el sentido que llena mi vida de amor, una palabra que canto al ritmo de mi corazón. Esa sensación que recorre mi piel, acariciando muy suave la textura de su ser, desaparece entre el viento, el humo y el placer.

Estoy sentada descifrando cada gesto que me observa. En este cómodo sillón mi cuerpo descansado se llena de conocimientos y empieza a maquinar pensamientos que se activan en este intante y soy capaz de percibir la energía que compone mi existencia; puedo sentirla observándome, atónita y vigilante. Su eternidad es ahora y simplemente existe y observa, pero yo soy la que me doy cuenta de lo que siente y de cómo se comporta. - Ahora me concentro y puedo oír la voz del autor guiándome e invitándome a conocerla-. Me doy cuenta que ella toma cada actitud mía y la analiza; entonces, yo la miro de reojo. Yo quiero conocerla, saber de dónde viene y poder entender de qué manera me ve ella y si puede percibir lo que siento. Entonces la miro, le sonrío e intento acercarme; pero justo en ese momento, el autor vuelve a atraparme y me lo impide. Ahora solo quedo yo. * Antony de MELLO, Charlas sobre la espiritualidad.