GranDiosa

Una planta que florece multicolor en un tiempo no esperado. Atardece en mi existencia mientras florezco un equilibrio perfecto ronda por mi vida… mientras florezco. Me despojé de dudas y prejuicios, caminé descalza sobre el pasto verde para dedicarme a alabar al Sol, y mientras ello… crecí. Elevé mis brazos al cielo para saludar al Gran Espíritu y fue allí cuando por primera vez mi alma despertó a la luz para brillar, aún sin importar los días grises sonreí y me aferré cada vez más a las entrañas sagradas, terreno fértil que me permitió germinar, crecer, florecer; útero sacro de mi Madre, donde alberga el gran misterio, donde la magia sucede y los milagros florecen. Días de aprendizaje y gozo, menguaba mi infancia y brotaba la belleza en el filo de la semilla, brotaba mientras cosquilleaba su interior. Una mañana soleada preparó mi bienvenida y aunque mis ojos parecían cerrados, mi alma despierta ansiaba ver su Luz. Destellos de vida se divisaban en el vientre

Entre el vino y la pasión El deseo y la razón Entre los ojos dos destellos, Y entre mis pechos... un clavel. El violeta de su piel apareció Tan repentino como como el astro Sol Y en las hondas cavernas del dolor Aún existía un camino para su olor. Los átomos palpitaban y mi cuerpo hervía Finas yerbas del Edén acariciaban con calidez dos espíritus de Eros Aquellos que luchaban en inocencia por un un deseo Aquellos que no se verán más hasta encontrarse en el Universo. De pronto estalló en mi pecho un volcán de vida. El olor a vida, el sabor a vida... La vida misma sobre mi piel Deslizándose como una oruga Hasta encontrar el clavel.

... Seguirá siendo tu mismo panorama, las flores crecerán en los intervalos de siempre en tus estaciones y aquellos manantiales cristalinos refrescarán tu alma y humedecerán tus cabellos como la dosis diaria que hoy te hizo sonreír en la mañana... Pero te propongo un Universo diegético, una eternidad de dimensiones donde los caminos se caminan con un saborsito parecido al del atardecer, donde recojamos caracolas en la arena y nos sumerjamos en el mar,(yo en la noche y tu en el día) como reflejo de nuestra danza en el firmamento. ¡Que los paisajes los veamos siempre de colores! ; te propongo juntar nuestras huellas y hacerlas danzar recorriendo el destino y emanando la misma luz que contiene el fuego de nuestro espíritu.

Muchos sufren y lloran por amor mientras yo sonrío y siento la vida como una caricia; pero cuando llegan noches, lluvias o el sol de hoy, hay fantasmas en el aire que estremecen mi corazón y ecos en el vacío que quisiera no escuchar, pues me confrontan con mis más profundos miedos y temores y solo quiero llorar, solo me quiero sentir así, tan adolorida y vacía, tan ligera y tan mía. Una sensación que suelo odiar y que tengo olvidada, una sensación que me calcina el alma y la tira al aire dejándome sin mí, oscura, fría y desolada. Deseando que el viento se confabule con el destino para que dos almas puedan encontrarse algún día y rogando al cielo para que un destello de luz ilumine mis pensamientos y me regrese mi espíritu sonriente que hoy se ahoga en llanto. Hay momentos, como este, en los que me siento un ente, una vida corriente sin ilusión ni querer, un alma en pena rogando ser amada, extrañada y nunca herida, un corazón que palpita lento y que vive de ilusiones y alucinaciones col

Estoy aquí bajo la lluvia plateada Sintiendo cómo las gotas se posan sobre mi piel y mis cabellos. Una de ellas ultraja mi hombro derecho y cae en mi pecho Se desliza suave hasta encontrar vanamente la vía entre mis senos. Lentamente y cada vez con más fuerza, goteras de fría agua de estrellas caen sobre mí Haciéndome estremecer y sonreír Mi cuerpo desnudo Tan puro y consciente, se arropa con la lluvia y el viento Mientras mi sangre hierve Mi cuerpo palpita y mi espíritu se alivia. Torrentes de agua bañan mi ser Sin embargo, ni una de las cien primeras gotas que sobre mí se instalaron Lograron rozar ni el más leve trozo de mis labios Tan calientes Tan rosa Tan vibrantes... El trino de la tormenta canta sus versos en el cielo Mientras millones poros se abren crispando mi piel Agudizando la zona sensible de mis pechos avivando mi feminidad. Y la tempestad cae. Ahora, con más rapidez  las gotas se compactan y acarician mi rostro y mi cuello En mis piernas saltan gotit

-Así es mi querido amigo. Los unos somos artistas, los demás, una bola de entes flotando en la realidad.-

A él... Contemplando líneas que escribieron su historia, tanteando terrenos desconocidos pero internamente explorados, y en mi mente, la imagen viva de tu ser. Quisiera sonreírle al olvido del paso de tu mirada, pero tanto el autor como tu recuerdo me aseguran que todavía existen suspiros por y para ti. Tal vez naufragar sea la opción más acertada, pues en mi caso, la leve briza que calló al saber de tí, solo humedeció mi corazón, pero es tan fuerte lo que siento hoy, que creo que puede estallar en torrentes de agua que inundarían mi razón, eso sí, ahora me encuentro protegida por una burbuja resistente que repele la mugre y la peste, y atraviesa ese mar, tal vez flotando, tal vez volando... Tal vez naufragando. Retomo el libro y de insofacto una frase ya conocida, varias veces pronunciada por tus labios fríos. Ahora cubre mi cuerpo y lo envuelve en un cálido sollozo que trae consigo imágenes cargadas de ese sentimiento puro y un corazón acelerado víctima del rec

A la luna le escribo susurros de amor, con ella las estrellas danzan felices en su quietud. A la luna le cantaría trinos matutinos y le regalaría un caluroso abrazo para apaciguar su frialdad. A la luna hoy le escribo versos para tenerla más cerca; a ella, y sólo a ella, le regalo mis lágrimas y mis sonrisas; por ella mi vientre palpita y para ella mis destellos brillan aún más. Si no aparece la extraño, tanto como el desierto al agua. Y cuando crece y decae, cosquillea mi espíritu. Pero cuando está en su punto máximo de perfección y su cara tan iluminada me sonríe, mi ser parece levitar, y sube tan alto que puedo sentirla tanto en mis dedos, como en mis pupilas, como en mi interior. Caminante de la noche, que acuna sueños y arrastra amaneceres, vuela mientras velas por los enamorados y acompañas a los que buscan un amor. Ahí esta ella, sonriéndome esta noche, feliz por nuestro encuentro y brillando, agradecida por estos versos.

Sin llamar su presencia aún cuando deseaba sentirla, ella se sentó en una piedra grande y un poco verdosa al lado de un río magenta que guardaba el vacilante reflejo del sol de mediodía. Miró el cielo con sus ojos brillantes y en ellos, sentimientos, deseos y nombres que le cantaban al río sus versos con la mera intensión de despojarse de ello que ahogaba su soledad. Recordó que algunos amigos la esperaban al borde de la carretera, a unos pasos de la rivera, entonces, desdoblada y serena dio vuelta y caminó junto a ellos, sonriendo, aventureando y sin prejuicio alguno de su libertad, sin embargo, su alma sabía que él habitaba en algún lugar de su ser, esperando su abrazo, tal vez en un atardecer. No pasaron muchas horas antes de que el agua viva escuchará el canto de su espíritu. De pronto, sintió una suave briza que le erizó la piel y percibió un aroma en el ambiente que la hizo sonreír; al darse vuelta y encontrarse con él, lo único que hizo fue abrazarlo, un abrazo tan sincero, t

La máquina mental que construye pensamientos despierta cada mañana a una realidad de la que no hace parte, es solo un cuerpo inerte divagando entre objetos sin sentido.

Quisiera dibujar sobre tu piel, teclas de marfil que me transporten a dimensiones secretas, llenas de color y sensaciones, que tus poros sean altavoces que emitan gemidos en acordes menores y que tu tensa piel sea la percusión que le dará a esa sinfonía un tono carmesí en el que nadará mi alma. Que entre el danzar y el sonar se compacten los instrumentos y que la lluvia que en la ventana susurra, cobije la noche con cosquillas que acompañarán el encuentro. Coros celestiales cantan tu nombre y en el oasis de tus ojos puedo ver tu silueta interna ardiendo en llamas y bailando descalza bajo la lluvia. Para este entonces tus manos ya no serán dos témpanos de hielo calcinado por el sudor, sino que serán como las manos de aquel pianista que digita cada tecla con el fuego profundo que guarda su alma y es allí cuando te verás inmersa en una experiencia sensorial que se desliza sobre mí haciéndome suspirar.

Caminando pal monte con el tabaco en la mano voy pisando senderos de amor, senderos frescos que el sol acarició; sus piedras tan brillantes llenan de color el camino y el sol de compañero, la calma: mi destino. Al llegar al verde prado saludo a los sabios que habitan allí, con miles de sensaciones sonrío dando gracias a La Madre por permitirme vivir. Saludo al tabaquito y mi destino lo pongo allí, este abuelo guiará mis pasos para poder ser feliz. Tranquilidad y entendimiento es lo que guarda mi interior, y en un simple acto de fe conozco al creador.